martes, 15 de noviembre de 2011

¡Quiéreme ahora!

Quiéreme ahora, siendo joven, siendo dulce, siendo alocada, siendo una niña a veces, siendo borde, siendo feliz, siendo triste, siendo alegre, siendo pasional, siendo antipática. Quiéreme ahora, porque el momento que ahora vivimos jamás se repetirá, porque no volverás a tener ésta oportunidad, porque no volverás a ser el mismo que eres ahora, porque no volveré a tener 18 años, porque no volveré a ser como soy, porque mis opiniones nunca serán tan fuertes como lo son ahora, porque nunca volveréa tener el valor que ahora tengo, porque el "ahora" es ínfimo. Nunca jamás seré tan niña, tan loca, tan persuasiva, tan valiente, tan débil, tan vulnerable como soy en éste momento, tampoco tú volverás a ser tan joven y tan ambiguo de nuevo. Si me quieres, quiéreme como soy, quiéreme entera, no quieras sólo algunas partes de mí, algunas partes de mi personalidad, de mi físico, de mi niñez. No me digas un "te quiero" si no asumes todas sus consecuencias, todo lo que esas dos palabras, esas ocho letras conllevan, no lo digas si no lo sientes, no juegues conmigo. No me trates como a una niña en los momentos serios, no me trates como a una adulta en los momentos alocados. No me prohibas hacer cosas, no trates de cambiarme, sólo quiéreme tal y como soy, quiéreme completa o... No me quieras, pero decídelo rápido, antes de que sea yo la que no tenga ganas de seguir. Bésame cuando menos lo merezca, abrázame cuando mi mundo se tambalee, mírame cuando necesite algo a lo que sostenerme, háblame cuando sabes que sólo tú puedes levantarme. Haz que mi mundo gire y que seas tú quien me sostenga, no la Tierra. Sé como eres para dejar que yo sea como soy. Enamórate de mi caracter y de mis besos, hazme olvidar mi odioso pasado... ¡Deséame cuando sepas que yo te deseo, pero dímelo y ayúdame a ser como soy!

domingo, 13 de noviembre de 2011

Dolor... Amor.

En realidad son difíciles de explicar, ¿cómo explicar lo que notas cuando sabes y sientes cómo tu corazón se rompe en 200000 pedazos? Me sentí rota, como una muñeca de porcelana cuando se cae de una vieja estantería. Me sentí vacía, como si en mi corazón, que yo pensaba que éramos dos personas, de repente, estuviese sola. Desilusionada, como cuando ves cómo tu sueño se hace añicos delante de tu propia cara. Perdí mi esperanza, como que él ya no tenía ningún interés, indiferencia, aunque luego ésta última sensación se borró, dando paso, de nuevo, a la esperanza. Pero, fundamentalmente, superando a todas las anteriores, sentí el dolor. Sentí como si una profunda y helada garra me atravesase el pecho, manteniendo en un apretado puño mi corazón, me falló la respiración, me falló el cerebro, un horrible temblor se apoderó de todo mi cuerpo, e n mi sangre había una especie de corriente eléctrica que hacía que el dolor no se quedase sólo en mi pecho, si no que se extendiese por todo mi cuerpo, emponzoñándolo de dolor, hasta la última fibra, hasta el último pequeño trozo de mi piel sentía ese dolor. Francamente, ahí fue cuando entendí dos frases en las que nunca creí: "Se me hizo el corazón pedazos". Siempre creí que esa frase era una exageración. No lo es. Realmente notas, sientes cómo tu corazón se convierte en pedazos, explota y duele. La otra frase es: "Es que el dolor, cuando es por dentro, es más fuerte". ¿Cómo podía ser posible? ¿Cómo iba a doler más el amor que un dolor de muelas, que unas anginas? Lo hace. El dolor del amor se extiende por tu cuerpo, por todo él y no hay manera de pararlo. Los demás dolores son localizados y con unas pastillitas, curan. Los del amor sólo curan con tiempo... Mucho tiempo...

sábado, 12 de noviembre de 2011

No volveré a hacerlo.

No volveré a mirar atrás, no volveré a tratar de encontrarte cuando no estás, no volveré a quererte como te quiero ahora, no volverás a ver mi mirada persiguiéndote mientras te veo marchar, no volveré a buscar tu cara entre la gente, no volveré a verte en cualquier hombre con el que me cruce, no volveré a echarte de menos en las noches de soledad, no volveré a tratr de besarte mientras beso a otros hombres, no volverás a hacerme falta para pasarlo bien, no volveré a necesitarte, no volverás a sentir un beso de mis labios, no volverás a sentir una caricia de mis manos, jamás volverás a oír la suave melodía de mi voz pronunciando tu nombre, no volveré a ser yo la que te sostenga cuando te vayas a caer ni tampoco la que te ayude a levantarte una vez te hayas caído. No volverá a resbalar por mi rostro una sola lágrima dedicada a ti, ni volverán a ruborizarse mis pálidas mejillas cuando te acerques. Porque, al fin, me he dado cuenta de lo que realmente mereces, de lo que me has hecho, de lo que pensabas hacerme y eso no es para mí, no me voy a pasar otros tres años persiguiendo un sueño que no se hará realidad, no intentaré cambiarte para llevar a cabo ese sueño, ya que sería una nueva pérdida de tiempo, pero lo que sí voy a hacer es olvidar todo ésto, olvidar hasta tu existencia, tu olor, tu nombre, para dar paso a quién te reemplace, para ser feliz, para no sufrir más, para no pasarme noches en vela preguntándome un "¿por qué?" que nunca ha existido o, si lo ha hecho, la respuesta sería "porque eres así". Porque saber que me quieres no es suficiente, porque que yo te quiera a ti, sigue sin ser suficiente, porque no me compensan dos horas de felicidad frente a 364 días y 22 horas de sufrimiento, porque sé que no ha podido ser y seguirá sin poder ser, el pasado es demasiado fuerte y poderoso para saltárselo a la ligera y, aunque pudiese hacer tal cosa, seguiría sin hacerlo ya qye volverías a hacer lo mismo una y otra vez y así se formaría de nuevo un círculo vicioso del que serías ganador de nuevo cuando yo me retirase y, ésta vez, he salido del círculo sin grandes daños, con lo cual, no volverás a verme, a tenerme en él... Por mucho que nos queramos, jamás pudo ser...